martes, 24 de noviembre de 2009

Dos mentes unidas

Buda de la patagonia, pintura de Alberto Tenaglia

Escritos en un amananecer de domingo

Escritos en un amanecer de domingo

1

Muéstrate serpiente, no te escondas en el pasto,

muéstrate… te veo, aunque trates de anudar mi libertad al pasado.

Muéstrate, quién puede sentir miedo, estás ahí, te veo completa

sé donde terminas, soy la libertad que te observa, ya no puedes atacarme por sorpresa.

Sigo mi camino, sigo las huellas borradas de los sabios, para expandirme, hasta que contenga en la conciencia el universo entero.

Ya no puedes atacar,sé donde comienzas y donde terminas, mientras mi ser que es el ser de todos los seres, se abisma en la plenitud infinita del amor.

2

Las rocas agitadas por el viento, rodean praderas en la altitud de las tinieblas,

mientras, las olas cruzan sus crestas, acariciando el soplido cíclico de los días.

3

Abismarse en la plenitud de lo desconocido,

acariciando, una a una, las hojas caidas del bosque.

Acontecer fugaz de un sentimiento súbito,

hasta llegar a la orilla, para reconciliar sueños dispersos por el viento.

4

Lluvia tenue sobre el tejado de los días.

Danza de insectos felices en el aire.

Ladrido de perros se escuchan desde el oeste,

esperando la ola que les haga escalar los cerros, para ver el océano ígneo de la inquietud contemplada.

5

Loado sea el ser de todos los seres,

loado sea el infinito envolvente,

Namo Amida Butsu, Namo Amida Butsu, susurra el universo,

¿Quién soy yo?, la pregunta incesante, no hay ninguna “cosa” más allá de todas las cosas,

no hay ningún “que” al que aferrarnos, solo hay que soltarse con las manos libres y rugir de alegría ante el abismo eterno.

6

Ayer, hoy, mañana, solo son trampas de la carcajada cósmica. La eternidad las contiene en un abrir y cerrar de ojos.

Morir por la fulguración del rayo celeste, es nacer desde las noches, en la que el ser y el no ser se funden pero no se confunden, en una distinción sin diferencia.

El momento no lo sabemos, el llegará como un ladrón en la noche, para arrebatar nuestras ficticias ilusiones.

El ego

Upasaka Zhèng góng /Alberto Tenaglia nos envía su aporte desde Argentina:

Este es otro nivel del ser que ha llegado al Séptimo Mundo del Budismo Chan, y como tal se ha expuesto aquí con sus propios conceptos a la petición del contribuyente de participar, para poder distinguir entre ellos [los niveles]:

El ego es el vehículo funcional del reino ordinario ( dimensiones físicas, emocionales y mentales de la humanidad), y no lo tenemos que confundir con el egoísmo que es un estado particular de contracción interior que obstaculiza la actualización del amor- ( Amor: la atracción a la unidad).

Trascender el ego no significa destruirlo sino conectarlo con algo superior, Los grandes sabios no eran menos que personas sino más que personas conectando su vehículo transitorio humano con la fuente Cósmica ( el yo Búdico, la mente del Buda, el yo real, el cristo interior etc. ).

El ego no es un obstáculo para el espíritu sino una de sus más resplandecientes manifestaciones, todas las formas incluida la del ego no son más que vacuidad

Nota de Yin Zhi Shakya: El mundo del ego simplemente no reconoce un mundo distinto y separado del espíritu. En términos de geografía espiritual, la Montaña del Nirvana no se puede ver desde la Rueda del Samsara. La gente en la Rueda no saben que para llegar al Nirvana es absolutamente necesario tratar con la Ciénaga. (No hay ninguna otra manera.) Toman como una certeza que el Nirvana es simplemente un estado refinado o más elevado del Samsara. Reconocen la existencia de personas espirituales pero suponen que la espiritualidad es meramente una condición de un ego alterado, un ego que, quizás, se ha purificado a sí mismo de todos los signos observables de pecado y, como una recompensa, ha sido glorificado y elevado. No pueden concebir la pérdida de su ego, una pérdida, según ellos, similar a perder su mente o al menos su humanidad. Para ellos, las criaturas sin ego son criaturas sin identidad: vegetales, amebas, y lunáticos - grupos en los que nadie quiere incluirse voluntariamente.

El Sámsara es la realidad vista a través de los ojos prejuiciosos del ego, y el Nirvana es la realidad aprehendida o entendida directamente, el espacio o la ciénaga es el lugar donde la transición desde un estado de conciencia al otro es posible... no inevitable sino simplemente posible.

Si desean más información a cerca de este asunto diríjanse al Séptimo Mundo del Budismo Chan. Gracias.

La soledad del trabajo interior

El trabajo interior se inicia en soledad solamente con algunos recursos prácticos, como las diferentes técnicas de meditación que solo son soportes, herramientas , medios hábiles que nos ayudan a cruzar el río del samsara.
La interiorización es necesaria para descubrir que la budeidad no es niguna meta a alcanzar, eso es un sutil engaño del ego que siempre se está proyectado al futuro con pensamientos de progreso interior, creando una dualidad interior-exterior que es ficticia.


Cuando más penetramos en nuestro interior ya no hay soportes, ni maestros, ni libros, ni sutras, ni bliblia, ni budas, ni demonios, ni dios, solo existe un abismo insondable de realidad extrema el que flotamos y danzamos como mariposas en el aire.

No hay nada a que aferrarse, y como dijo alguien por ahí no podés decir que es dios porque dios no es ningun que.
Jugando, danzando en el vacio, nos arrojamos a el con las manos libres de cadenas ilusorias que nos agobian cuando estamos fragmentados en pequeños estados de cociencia que nos atormentan con pensamientos angostos de contracción, temor,envidia, celos, pereza, lujuria ect.

Como dijo Hui Neng - ver es el propósito de la vida- es porque todo lo que somos es todo lo que vemos.

Y para terminar todo está bien, todo está bien.

Un abrazo fraterno, Upazaka Alberto.

miércoles, 4 de noviembre de 2009